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martes, 24 de febrero de 2009

María Trinidad Sánchez, Madre de la Patria



SANTIAGO.- El sexismo dominicano, doctrinario, apasionado, ferviente, intolerante, resistente e intransigente, ha sido más que malagradecido a la hora de reconocer a quienes fundaron nuestra patria y solo vio a los hombres de febrero, los elevó hasta la exaltación de Padres de la Patria y negó a la historia la mitad femenina de la gloria nacionalista.

Todo a sabiendas de que sin las Febreristas o Comunicadas, la Nación no hubiera sido, historiadores masculinos de aquella época y de ésta, se empeñaron y empeñan en minimizar el arrojo de las mujeres que arriesgaron su vida encaminando la pólvora entre sus enaguas, prestando sus casas y participando en reuniones secretas, haciendo guardia, amaneciendo en la Puerta del Conde, cargando armas y muriendo por la Patria.

Esta ilógica ignorancia de la cultura patriarcal a la que nos adherimos, convierte las acciones en desigualdades, las desigualdades en injusticias y las injusticias en violencia, repitiendo lo de ayer, también hoy, por la ausencia de mecanismos ideológicos e internos de conciencia justa, en cada una de las personas, hombres o mujeres, cuando reciclamos los mitos y estereotipos machistas, sin reflexión.

Misma causa del aumento de las violencias de género actuales - más de 30 feminicidios en el poco tiempo de este 2009- que borra la necesidad de programas de prevención en nuestro país, partiendo del reconocimiento de ambos géneros humanos, de sus necesidades, de sus diferencias, del valor inmenso de cada uno y del respeto debido entre ambos.

Y para estas violencias, hasta ahora, en nuestro sistema socio cultural, solo hemos activado la justicia, desde la ley, desde las estructuras jurídicas y legales, así como desde su imaginario, para actuar más represiva que preventivamente, ya que cuando la violencia sale a flote, es visible y explícita y solo permite resolver desde los hechos consumados. Sin embargo, dejamos la gran plataforma de la violencia latente, sumergida en un mar de manifestaciones culturales y estructurales que por su naturaleza mítica, ni se ven ni se sienten, pero si se sufren.

Precisamente, la falta del reconocimiento histórico de las mujeres es una violencia latente, disfrazada y oculta por cientos de mitos y creencias, de la que resulta la ignorancia y falta de crédito a las acciones femeninas, iguales en número y en intensidad que las masculinas. (Y de burla, tenemos grandes avenidas que honran masculinos próceres de imperios que nos subyugaron, como Churchill, Lincoln, Summer y también otros prohombres latinoamericanos y más cercanos, ¡olvidándonos de las inmoladas!)

¿Cómo es posible que María Trinidad Sánchez, no haya tenido a estas fechas las más grandes honras por su Amor a la Patria? Y decimos ella, porque su patriotismo la llevó a ofrendarse como sólo lo hacen los grandes espíritus, con energía, dignidad, orgullo, decencia, seriedad y nobleza, atributos que no se encuentran fácilmente en los declarados héroes masculinos y hasta en los llamados Padres de la Patria.

¡Qué lapsus tremendo y dicotómico el de tener una paternidad patriótica tridimensionada y huérfana de madre, que hasta atenta contra la lógica legendaria del patriarcado, donde la familia se compone y “normaliza” sólo cuando conviene a los intereses de la misoginia. De lo contrario, como es en este caso, se designa lo femenino como ausente y su figura se esconde en un baúl de recuerdos apretujados y arrugados por el hacinamiento, que el sentido común, el razonamiento y la sensatez, sacan al aire de vez en cuando.

Como en el febrero de nuestra Patria, cuando Baltasara de los Reyes, Juana Saltitopa, Concepción Bona, María Trinidad Sánchez, Rosa Duarte y Diez, Petronila Abreu y Delgado, Micaela de Rivera de Santana, Froilana Febles de Santana, Rosa Montás de Duvergé, Josefa Antonia Pérez de la Paz (“Chepita”), Ana Valverde, María de Jesús Pina y Benítez, y tantas otras, se implicaron hasta la misma altura de sus compatriotas masculinos y más allá, que ser mujeres entonces era más difícil que ahora!

¡Es que si decimos que existe democracia, hay que nombrarlas y reconocerlas!
(susipola@gmail.com)

Diputados e Iglesia de Bahoruco e Independencia piden declararlas en emergencia por crecida del lago Enriquillo

SANTO DOMINGO.- Legisladores, párrocos, autoridades provinciales y municipales de Bahoruco e Independencia solicitaron hoy que se declare en estado de emergencia esas dos provincias debido al aumento repentino de las aguas del Lago Enriquillo, que ha sumergido miles de tareas de tierra productiva y ganadera dejando perdidas millonarias.

Al encabezar esta mañana una rueda de prensa en el Congreso Nacional, los representantes de la zona explicaron que las inundaciones han afectado un promedio de 283 mil 779 tareas sembradas de maíz, plátano, guineo, yuca y batata, situación que perjudica a cientos de agricultores y sus familias.
El síndico de Cristóbal, Toubla Matos, la síndico de Duvergé, Juana Méndez y el cura párroco de Neiba, Michel Rosario Vargas, solicitaron una entrevista con el Presidente de la República Leonel Fernández para explicarle personalmente la situación.

Según entienden, el problema básico consiste en que las aguas del río Yaque del Sur destruyeron el dique del llamado Canal Trujillo y vierte sus aguas en el Lago Enriquillo, y no en el mar caribe como debería.

Dicen que cada día miles de metros cúbicos de agua llegan al lago acumulándose en su cause. Indicaron que explicaron la situación al director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos INDRHI, Héctor Rodríguez Pimentel, pero que éste todavía no ha hecho nada.

También piden la condonación de una deuda de 19 millones de pesos que tienen los ganaderos de la zona, ya que sus reses se han ahogado, y que el Gobierno facilite una ayuda económica temporal de unos 10 mil pesos a las familias afectadas ya que no tienen de qué vivir.

Advierten que si se presenta la temporada de lluvia de mayo en la actual situación podrían desaparecer todas las comunidades ubicadas a orillas del lago.

Mapa Provincial

Mapa Provincial
Asi esta Divida Nuestra provincia