Por Tony Pina
BARAHONA.- Con una inversión proyectada para este año en mil millones de pesos en obras de interés social y de desarrollo, oposición y gobierno albergan la esperanza de que asome el despegue del anhelado desarrollo de la provincia para, al menos, salir del mapa de la pobreza en que se encuentra.
Tres obras son vitales para los barahoneros: la construcción de la carretera San Juan-Barahona, la presa de Monte Grande y el proyecto turístico de inversión privada de las aguas termales de Canoa.
Esas tres prioridades, sin embargo, están aún pendientes de aprobación en el Congreso Nacional. La presa de Monte Grande contempla una inversión de 280 millones de dólares y el proyecto de las aguas termales cinco mil millones de euros y la generación de unos tres mil empleos.
El gobernador Eddy Mateo Vásquez, el síndico Tavito Suberví y el diputado Roberto Féliz son corrientes políticas opuestas. Es una trilogía, empero, que está consciente de las obras que requiere Barahona en una ruta hacia al desarrollo que salta a veces y se detiene luego, lenta como el tránsito en un camino tortuoso.
El gobernador no sólo delinea las prioridades. Habla del potencial que esas obras representan para Barahona, una provincia con un alto índice de desocupación laboral y donde la delincuencia hace ratos asoma como un monstruo de siete cabezas.
“La presa de Monte Grande irrigaría las tierras no solo de Barahona, sino de las provincias Independencia y Bahoruco, lo que activaría la producción agrícola”, destaca Mateo Vásquez.
Y sobre la construcción de la carretera San Juan-Barahona está convencido de que sería el comienzo de un vínculo regional que revolucionaría el entorno económico y turístico del Suroeste.
“Es una obra de suma importancia, porque implica el despegue definitivo de la región hacia el desarrollo”, puntualiza.
Tavito Suberví es un dirigente del opositor Partido Revolucionario Dominicano, pero no por eso es un síndico sectario. Sabe muy bien que no es un asunto partidario, sino de aunar voluntades hasta lograr el relanzamiento de Barahona.
“Yo no puedo dejar de reconocer, porque sea dirigente perredeísta, de que hay una voluntad y un esfuerzo oficial en que esas prioridades se materialicen”, dice sin esconder su identidad provincial. Para él Barahona debe ser un esfuerzo de todos y todas, sin importar banderías.
Es uno de los pocos síndicos del país que ejecuta un programa de “Presupuesto Compartido”, esa idea del fenecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez, que sintetizaba su tema de campaña “Primero la Gente”.
Tavito enumera una serie de obras ejecutadas y por ejecutarse en el municipio cabecera de la provincia dentro del contexto de ese programa aprobado de común acuerdo con las necesidades de los barrios y sectores de Barahona.
De la contaminación de El Birán, aquel río que una vez inspiró a los poetas barahoneros y ahora convertido en una cloaca, el síndico también le preocupa, como también el rescate del Parque Central, otrora el área de esparcimiento por excelencia de la ciudad y que actualmente ha sido enajenado por prostitutas y borrachos que han hecho del entorno su hábitat favorito.
Para el diputado reformista Roberto Félix también las obras enumeradas son las prioridades de Barahona, conjuntamente con la rehabilitación del aeropuerto María Montez, un gigante dormido construido hace alrededor de tres décadas por el entonces presidente Joaquín Balaguer.
Sin embargo, Félix no esconde su pesimismo. Es de la línea dura del reformismo, de aquellos que no apoyan al gobierno porque, entre otras razones. “Leonel es un presidente que maquilla los números, dice una cosa muy bonita, pero hace otra”.
Y Féliz lo dice sin tapujos.
Advierte la repetición de la pregunta y despacha la respuesta como un trueno: “Es un presidente que habla mentiras. Difícilmente los barahoneros podamos creerle. Andan diciendo por ahí que hasta no tiene fondos el cheque de 20 millones de pesos que adelantó el ingeniero Félix Bautista, de la Oficina Supervisora de Obras del Estado, para el inicio de los trabajos de la Ciudad Universitaria”.
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